La AECDR, que representa los intereses de 57.000 concesionarios europeos y que tiene a Faconauto entre sus miembros, ha expresado su preocupación por los objetivos fijados y aprobados el pasado 14 de febrero por el Parlamento Europeo, que supondrán que en 2030 las emisiones medias de los vehículos comercializados en Europa sean un 55% inferiores a las de 2021 (un 50% para los vehículos comerciales), persiguiendo prohibir totalmente la venta de todos los vehículos de combustible en 2035.

La Asociación Europea de Concesionarios considera estos objetivos “muy ambiciosos y alejados de la realidad de los ciudadanos” y pide a los gobiernos y administraciones públicas que activen las palancas necesarias para acompañar, con medidas concretas, las inversiones que tanto fabricantes como concesionarios han realizado en los últimos años para acelerar la descarbonización de la movilidad. En concreto, la entidad insiste en la necesidad de proporcionar ayudas directas para acercar el vehículo eléctrico a la mayoría de los europeos que no pueden permitirse esta tecnología, así como promover el despliegue de una infraestructura de recarga suficiente.

La AECDR, cuyo presidente es el español Gerardo Pérez, recuerda también que tanto la implantación del vehículo eléctrico como las subvenciones en los distintos países de la UE pueden dar lugar a diferencias considerables en función de la nacionalidad. También advierte del impacto que esta medida puede tener en el empleo, tanto entre los fabricantes como en las redes de concesionarios.

Camiones y autobuses

Los concesionarios europeos de vehículos pesados (camiones y autobuses), representados también por la AECDR, manifiestan su preocupación y su intención de expresar su oposición a la propuesta de la Comisión sobre el nuevo Reglamento relativo a las normas de emisiones de CO2 de los vehículos pesados. Además de las preocupaciones de los operadores de flotas comerciales, la red europea de concesionarios ya trabaja para aumentar la presencia en la flota de las empresas de vehículos propulsados al 100% con combustibles libres de fósiles (biometano o biodiésel).

Desde la perspectiva de la Alianza, no tendría sentido renunciar a las ventajas de estas soluciones técnicas, ya disponibles hoy en día con costes más asequibles para estos operadores, que les permiten iniciar inmediatamente el proceso de descarbonización mientras siguen trabajando en la implantación de una infraestructura de recarga y repostaje de hidrógeno más amplia y desarrollada para que sea accesible.

"Limitar el futuro de los vehículos pesados a las tecnologías BEV y FCEV no sólo no genera beneficios tangibles para la descarbonización, sino que también -y, sobre todo- envía una señal gravemente equivocada a aquellas empresas que están invirtiendo actualmente en una mayor tasa de utilización de combustibles libres de fósiles", afirman desde la patronal europea.

En consecuencia, la AECDR pide al legislador europeo que abandone los criterios de evaluación de las distintas tecnologías basados solo en las emisiones del tubo de escape (del depósito a la rueda) -lo que resulta “engañoso y contraproducente”- en favor de un método de evaluación del ciclo de vida, que permita reconocer debidamente el potencial de descarbonización de los combustibles libres de fósiles. También destaca que se alineen los mayores objetivos de reducción de CO2 con un despliegue de infraestructuras mucho más ambicioso.

El sector de la distribución y reparación oficial en la UE genera dos millones de empleos directos y más de seis indirectos y está vinculado a la comercialización de cerca de nueve millones de vehículos al año.