En 1980, el parabrisas de un coche sólo cumplía dos funciones: proteger a los pasajeros y servir como elemento estructural para contribuir a que no se hunda el techo en caso de vuelco. Unos años después, con la aparición del airbag del acompañante, también comenzó a servir como apoyo para el despliegue del airbag del pasajero. A partir de ahí, se fueron introduciendo más elementos y tecnologías. Actualmente, puede montar sensor LiDAR, cámara, cámara de realidad aumentada, cámara de visión nocturna, radar delantero, antena, GPS, sensor de desempañado, sensor de lluvia y sensor del luz, además del revestimiento infrarrojo y acústico, y diferentes láminas.

Comparando los datos de 2021 con las previsiones para 2028, el alojamiento para sensores ADAS en los parabrisas pasará del 26 al 56%; el sensor de lluvia, del 59 al 76%; el encapsulado (con molduras y embellecedores integrados), del 53 al 69%; la protección acústica, del 47 al 69%; el sistema de calefactado, del 12 al 17%; el head up display, del 3 al 7%; y la lámina de absorción de calor, del 1,1 al 2,1%.

El hecho de que los fabricantes de coches lancen cada vez más versiones y equipamientos de sus modelos ha incrementado notablemente la gama de lunas disponible para un solo modelo. Hay algunos que tienen hasta 39 lunas diferentes para cubrir todas sus versiones y equipamientos, cada una con sus características propias (diseño, color, banda solar, soportes ADAS, calefacción). Esta complejidad tiene un gran impacto en el almacenamiento y en la identificación de los productos. En Carglass, a través de su gestión de la cadena de suministro y la identificación correcta del producto, tienen una disponibilidad media del 96% de las lunas para automóviles del mercado.

Retos en el montaje y distribución

La superficie acristalada de los vehículos y la complejidad de las formas del parabrisas también ha aumentado en las últimas décadas, lo que supone grandes retos en diferentes áreas. A la hora de instalarlos por parte de sus técnicos, el Grupo Belron está desarrollando herramientas y equipos (como el sistema 1-TEK) para trabajar con parabrisas más grandes, más pesados y con formas más complejas, protegiendo la salud y la seguridad, y asegurando un correcto tratamiento del vidrio.

Por otro lado, se necesita más capacidad de almacenamiento y el diseño de procesos y de capacitación para el manejo de materiales delicados. Carglass España trabaja en todos esos aspectos. Cuenta con el mayor centro europeo de distribución de lunas, situado en Bilzen (Bélgica), unas instalaciones con 43.000 m2 que almacenan 430.000 piezas de vidrio; y con el centro logístico de Ciempozuelos (Madrid), que con una superficie de 11.000 m2, tiene más de 15.000 referencias en stock y distribuye más de 850.000 piezas de cristal al año.

También se han desarrollado soluciones innovadoras de transporte, almacenaje y protección, que ayudan a proteger los vidrio de formas complejas y los soportes de los sistemas ADAS. Carglass recicla todos esos materiales (madera, cartón y plástico) que se generan en un taller. Además, han dedicado un espacio exclusivo en su almacén de Ciempozuelos y se ha adquirido una compactadora para la gestión del reciclaje del material de embalaje que llega de sus proveedores.