Los directores gerentes de Liqui Moly, Günter Hiermaier y Uli Weller, han inaugurado, en la sede central de la compañía en Ulm (Alemania), el nuevo edificio para la producción de aditivos con tres modernas instalaciones de llenado y oficinas adicionales. Las nuevas máquinas aumentan la producción máxima de 346.000 latas a la semana hasta 481.000 unidades. “El pistoletazo de salida marca un hito en nuestro camino hacia el objetivo común de ventas de 1.000 millones de euros”, declaró el director gerente ante representantes de la política, la economía, los medios de comunicación y los trabajadores.

Liqui Moly ha invertido 8 millones de euros en la nueva producción de aditivos, de los que 3,4 millones corresponden al edificio llave en mano; 3,1 millones, a los costes de las tres nuevas instalaciones de llenado; y 1,4 millones de euros, a la tecnología de transporte y los robots de embalaje. Estas máquinas estarán totalmente instaladas y puestas en marcha en el transcurso del próximo año.

“Estas inversiones son un compromiso con la sede de Ulm y, por tanto, con el 'Made in Germany'. Estamos creando más puestos de trabajo y ofreciendo a las personas una perspectiva a largo plazo”, señaló Günter Hiermaier. Las nuevas máquinas tienen un impacto en los empleados, pero no significan menos personas, sino un aumento de los puestos de trabajo también en otras áreas porque se produce más. Y las condiciones de trabajo siguen mejorando. “Liqui Moly es una empresa moderna. La gente debe y tiene que sentirse bien con nosotros. Esa es nuestra exigencia para nosotros mismos”, afirmó el director general. Por ello, además de los 400 metros cuadrados de espacio de producción repartidos en dos plantas, se crearon 200 metros cuadrados de espacio en la tercera planta para oficinas de última generación.

El edificio de producción situado entre las instalaciones de producción existentes y el edificio administrativo se construyó mientras la empresa estaba en funcionamiento. En circunstancias difíciles, los empleados de la preparación del trabajo y la producción mantuvieron la empresa en marcha. “Por eso les doy las gracias especialmente a ellos y a todos los responsables del proyecto”, declaró Günter Hiermaier, quien también agradeció a Jörg Murawski, director gerente de Würth Elektronik y vicepresidente ejecutivo del Grupo Würth, que forma parte Liqui Moly desde principios de 2018. “Würth nos ha dado libertad en todas las decisiones, nos ha aportado seguridad y también mucha experiencia. Würth nos ha apoyado en todas las fases del proyecto y nos alienta en nuestro camino con una cooperación y confianza provechosas”.

De una pequeña empresa fundada en Ulm en 1957, Liqui Moly se ha convertido en un actor global cuyos productos están disponibles en 150 países. Actualmente, 408 personas trabajan en la sede de la empresa en Ulm y, en todo el mundo son 1.093. Günter Hiermaier subraya que “la 'pequeña empresa de aditivos' con tan sólo 30 empleados, en la que empecé hace 33 años, se ha convertido en una empresa que en 2022 generó 800 millones de euros en cifra de ventas. Pronto llegaremos a los 1.000 millones. Ese es el objetivo”. Aunque es probable que el mercado de la UE cambie a largo plazo, el director gerente ve un enorme potencial de crecimiento. “También después de 2035, la mayor parte de la flota de vehículos seguirá funcionando de forma convencional. El mercado de los motores de combustión interna sigue creciendo en paralelo. Es algo que a menudo se olvida”.

Según la previsión de Frost & Sullivan, crece la demanda de aceite en todo el mundo, pasando de un consumo de 15,5 millones de toneladas en 2018 a 22 millones en 2040. “Estos cálculos se han realizado asumiendo que las ventas globales de coches eléctricos representarán el 20% de todos los vehículos vendidos. Por eso, hemos modernizado nuestra producción aditiva y aumentado las capacidades”, afirma Günter Hiermaier. En años excepcionales, se llenaron 18 millones de latas de entre 150 ml y 1 litro con la maquinaria existente. En el futuro serán posibles unos 25 millones de latas.